Muriendo un poco
Hay días en que tengo ganas de morirme. A todos nos pasa supongo. Hoy es uno de esos días en los que lamento no ser lo suficiente valiente como para hacer algo para deshacerme de mi y no ser lo suficientemente cobarde para matar algo, en este caso yo.
A veces pienso que si alguien me hubiera preguntado si quería vivir, avisándome del sufrimiento que me tocaría y el que muchos soportarían por mi existencia, no sé qué hubiera respondido. Sin duda lo que más me preocupa no es lo que yo pueda sufrir, de hecho si sólo yo sufriera con mi existencia poco me importaría. Pero todos los que me rodean también sufren; y no quiero eso, pero como ya dije no soy ni lo suficientemente valiente ni lo suficientemente cobarde como para acabar con mi vida. ¡Y tantas veces que lo habré deseado!
Tantas veces... muchas. Y no sé por qué ese doble deseo de vivir y morir siempre está presente en mi. En todos dicen los psicólogos, pero yo sólo puedo saber que siento yo.
Definitivamente sería bueno que mucha gente no hubiera tenido la desgracia de conocerme, nadie se merece soportar mis cambios de humor, mis locuras repentinas. Lo más doloroso, si a alguien pudiera servirle de consuelo es ser yo. Es que es terrible ver cómo sabes que estás diciendo cosas que hacen daño y no poder evitarlo. Es ridículo, pero me he sentido demasiado enceguecida en nada (que es lo peor de todo) y hablar y decir cosas que no quiero decir, como si "algo" me impulsara a hacerlo, aún sabiendo cuáles serían sus consecuencias.
Y siendo demasiado tarde ya, desplomarme, sentir esas inmensas ganas de morirme por ser así. ¿Por qué eso que me impulsa a actuar de aquella forma no me da fuerzas para acabar con mi vida?
Y es en este momento, mientras pienso eso que recuerdo que amo mi vida, amo vivir a pesar de todo.
Necesito un abrazo
A veces pienso que si alguien me hubiera preguntado si quería vivir, avisándome del sufrimiento que me tocaría y el que muchos soportarían por mi existencia, no sé qué hubiera respondido. Sin duda lo que más me preocupa no es lo que yo pueda sufrir, de hecho si sólo yo sufriera con mi existencia poco me importaría. Pero todos los que me rodean también sufren; y no quiero eso, pero como ya dije no soy ni lo suficientemente valiente ni lo suficientemente cobarde como para acabar con mi vida. ¡Y tantas veces que lo habré deseado!
Tantas veces... muchas. Y no sé por qué ese doble deseo de vivir y morir siempre está presente en mi. En todos dicen los psicólogos, pero yo sólo puedo saber que siento yo.
Definitivamente sería bueno que mucha gente no hubiera tenido la desgracia de conocerme, nadie se merece soportar mis cambios de humor, mis locuras repentinas. Lo más doloroso, si a alguien pudiera servirle de consuelo es ser yo. Es que es terrible ver cómo sabes que estás diciendo cosas que hacen daño y no poder evitarlo. Es ridículo, pero me he sentido demasiado enceguecida en nada (que es lo peor de todo) y hablar y decir cosas que no quiero decir, como si "algo" me impulsara a hacerlo, aún sabiendo cuáles serían sus consecuencias.
Y siendo demasiado tarde ya, desplomarme, sentir esas inmensas ganas de morirme por ser así. ¿Por qué eso que me impulsa a actuar de aquella forma no me da fuerzas para acabar con mi vida?
Y es en este momento, mientras pienso eso que recuerdo que amo mi vida, amo vivir a pesar de todo.
Necesito un abrazo
3 comentarios
ERNESTO -
Salinas -
worm -
Por cierto, puede que haya gente a la que haces daño pero también hay gente a la que entretienes (como yo).
Un abrazo desde aqui. Saludos.